La creencia común sostiene que nada está hecho para durar. Bueno, cuando la Madre Naturaleza en su infinita sabiduría creó el árbol de Ginkgo, no le preocupaban las creencias comunes. Como evidencia, viajemos a Hiroshima, Japón, en 1945. Después de la explosión de la bomba atómica, casi todos los seres vivos de la zona murieron. Es decir, todos, excepto seis árboles Gingko que crecen a un par de kilómetros de la zona de la explosión. Esos seis árboles, que prosperan hasta el día de hoy, completamente carbonizados por la explosión, lograron sobrevivir y poco después comenzaron a producir nuevos brotes. Un milagro de la botánica.

 Además de su capacidad para curarse a sí mismo, el ginkgo es apreciado por los herbolarios y practicantes de la medicina tradicional como una excelente manera de curar el cuerpo. Se dice que el consumo de productos de ginkgo ayuda a la circulación sanguínea, mejora la vista y la audición, e incluso ayuda con las funciones cognitivas del cerebro, lo que lleva a algunos a creer que puede retardar el Alzheimer.
 Para un árbol con un currículum tan impresionante, no es demasiado sorprendente saber que las hojas del árbol también producen una tisana tranquila y completamente agradable. Obtenemos estas lujosas hojas de ginkgo de uno de los principales proveedores del mundo, ubicado en Francia. Cuando se elabora, produce una taza ligera con una delicada fragancia floral y un final suave y largo. Un ejemplo clásico de una de las plantas más tenaces del mundo. A votre santé.